HE APRENDIDO A DECIRME QUE SÍ A MI MISMA A TRAVÉS DEL YOGA
- Renatta Casale

- 3 mar
- 3 Min. de lectura

Muchas veces por decirle que sí a un demandante mundo exterior, nos vamos dando muchos NO a nosotras mismas
En este afán moderno de etiquetas, roles, ocupar espacios, ser relevantes, autónomas y de responder a tantas expectativas, responsabilidades y desafíos, las mujeres nos vamos sometiendo a una disección de nosotras mismas. Y aunque mirarnos desde distintos ángulos nos ayuda a conocernos: Creer que somos esos ángulos nos aleja de esa posibilidad. ¿Quién es la mujer detrás del rol? ¿Quién es el ser más allá del nombre, el apellido, la profesión, el emprendimiento o la ocupación? ¿Quién eres/somos desde el profundo anhelo de nuestra alma femenina?
Muchas veces por decirle que sí a un demandante mundo exterior, nos vamos dando muchos NO a nosotras mismas, al punto de que empezamos a olvidar realmente quienes somos. Por años me he preguntado ¿Cómo participar cada vez más en el mundo para llevar nuestra voz femenina, sin aniquilar nuestro ser, sin dejar el pellejo y el aliento? Por el contrario ¿Cómo evolucionar desde nuestra feminidad, desde nuestra sensibilidad?

La respuesta a muchas de mis preguntas para encontrar equilibrio y bienestar en mi ser mujer ha venido en una palabra cortita y a la vez infinitamente profunda: Yoga.
La palabra Yoga significa unión y desde esa concepción he encontrado en esta disciplina el camino de regreso hacia mí misma, la fuente para decirme que sí todos los días y reafirmarme en mi propia esencia.
Quizás el camino del autoconocimiento y el cultivo de la consciencia sea el de paso lento, si lo observamos desde la celeridad exacerbada en la que vivimos. Pero es la ruta de la expansión sin retorno. Es como la misma evolución del cuerpo, después que empieza a crecer y madurar no hay manera de regresarlo hacia atrás. El Yoga me ha brindado insumos para reconocer que lo que creí eran partes sueltas, se trataba sólo de una ilusión de la mente para alimentar su necesidad de control y disimular el miedo a la incertidumbre. Hasta comprender que soy un todo, con el todo y que mi rol como mamá, esposa, profesional, hija y/o emprendedora, no me convierte en una pieza que debe encajar a la perfección en la máquina del cumplimiento, los resultados y la productividad. Sino que desde mi ser voy danzando con la vida, en distintos ritmos y momentos. Y que cuando estoy en la consciencia de mi misma, puedo decirle SÍ a una vida integral, llena de matices.
Unión y amor para mí son sinónimos. Lo que se atrae y se ama, se hace fuerte y eterno. Lo que se divide tiende a desaparecer en el tiempo. Una persona que se divide a sí misma en roles, procesos, horarios, resultados, etc., se desdibuja porque pierde la conexión con su alma y su ser.
Las mujeres tenemos un ritmo precioso que es el de nuestra ciclicidad, que nos convierte en seres múltiples, pero esa esencia no está dividida porque es natural. Ahora, la que viene desde la expectativa mental/social, nos fragmenta como si fuéramos una tienda por departamentos, que debe estar siempre lista para satisfacer a otros.
Observarnos, conocernos, reconocernos e ir tejiendo esas partes que ilusoriamente hemos separado nos hace más fuertes, más consistentes y nos brinda la posibilidad de sentirnos expandidas, de cambiar la exigencia por el confluir con la vida y estar listas siempre para danzar con el plan de la divinidad.
ALGUNAS HERMOSAS PRÁCTICAS PARA DECIRNOS QUE SÍ A NOSOTRAS MISMAS:
· Respirar conscientemente. Inhalar, exhalar suavemente y permitirnos sentirnos.
· Simplificar todo lo que hacemos y darle un inmenso valor a cada tarea. Preguntarnos ¿Cómo lo puedo hacer de la forma más sencilla posible? Y una vez realizada la tarea sentirnos orgullosas de nuestra acción.
· Respetar la insatisfacción de los demás y deslindarnos de ella. Dejar de asumir que “Tenemos” la responsabilidad de hacer felices a los demás.
· Desapegarnos de nuestros roles y resultados. Comprender que ninguno de los dos nos define.
· Decirnos palabras hermosas.
· Mover nuestro cuerpo y alimentarnos nutritivamente, no porque no nos guste como nos vemos, sino porque nos amamos y nos cuidamos.
¡Respirar, amar y sentirnos hasta que no tengamos más alternativa que decirle SÍ a la paz como estado de ánimo, como contexto para llevar a donde quiera que vayamos!
Con amor
Renatta Casale




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