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MI "FÓRMULA MÁGICA" PARA CONQUISTAR EL ALGORITMO

  • Foto del escritor: Renatta Casale
    Renatta Casale
  • 26 sept
  • 3 Min. de lectura

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La inmediatez que nos brinda la tecnología no redunda en los tiempos de los procesos humanos

El mundo de hoy multiplicó las oportunidades para los sueños de todos. Antes, para publicar un libro dependíamos de pocas editoriales. Para sacar una canción, de disqueras. Para tener un programa de entretenimiento o de opinión, de grandes cadenas de televisión. Todo esto, a su vez, dependía de ejecutivos de todo tipo. Un mundo de capas y capas de personas, estructuras, formas y políticas existía entre los sueños de un creador y la posibilidad de mostrar su obra. Incluso, más allá del arte, muchos otros profesionales de carreras académicas o de oficios, dependían de grandes estructuras organizativas para avanzar en sus ideas, proyectos y líneas de investigación. Ni hablar de los pequeños emprendedores para quienes su rango de influencia llegaba hasta donde podían ir caminando o en transporte público. Y quien tenía un local comercial dependía en absoluto de los transeuntes del lugar. Algunos, pocos, con más capacidad de financiación lograban hacer pautas publicitarias en medios locales como periódicos, revistas, radio y TV. Sólo las grandes corporaciones podían hacerlo en medios nacionales. No, no estoy hablando de hace cincuenta o cien años atrás. Hablo de poco más de diez años. 


Hoy todos tenemos la posibilidad de publicar un libro, exponer nuestras fotografías, nuestro arte en general. Abrir un canal de televisión, un programa de radio, llegar a cualquier rincón del planeta. Vender nuestros productos por todas partes y hacer la cantidad de publicidad que nos provoque. Y teniendo todas esas oportunidades nos quejamos porque "el algoritmo no nos muestra", porque cuesta mucho vender o llamar la atención con nuestros productos, ideas y arte. 

Creo que el problema está en que estamos poniendo el foco en el lugar equivocado: Métricas, reacciones, visualizaciones, etc. Todo lo que infle el ego y equilibre la inseguridad que nos genera no ser vistos o no tener los mismos resultados de otra persona que lleva años desarrollando su proyecto.


Cuando estudié Comunicación en la Universidad era impensable que yo iba a tener mis propios medios. La Aldea Global de la que hablaba Marshall McLuhan era un concepto demasiado abstracto para suponer que seríamos los protagonistas de ella. Darme cuenta de todo esto me ha hecho mirar las redes sociales y todos los recursos que la tecnología ha puesto en nuestras manos para abrirme a la oportunidad de divertirme, crear, sorprenderme y maravillarme con todo lo que desde hace algunos años venía dando por sentado.


Si todos seguimos creyendo que por hacer música tenemos que ser Taylor Swift o por escribir un libro J. K. Rowling u Oprah Winfrey por hacer un programa para hablar con invitados, el camino de crear va a ser amargo e ingrato. Definitivamente el mundo ganador está en dejar de contar likes y empezar a sumar miradas de personas a quienes podamos servir, inspirar, ayudar a alcanzar sus sueños, acompañar a resolver sus problemas. Entender que la inmediatez que nos brinda la tecnología no redunda en los tiempos de los procesos humanos. Crecer sigue siendo un proceso. Aprender sigue requiriendo tiempo. Crear un negocio, echar hacia delante un emprendimiento, provocar un cambio, va a tomar tiempo. 


¿QUÉ PODEMOS HACER CON NUESTRAS EXPECTATIVAS?


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Mientras estamos aprendiendo, es necesario sacar las expectativas del ámbito de los números, en ese periodo estos solo nos pueden brindar cierto conocimiento. Nuestro foco debe estar en la experiencia de la acción creativa. Reafirmarnos en nuestra autenticidad y nuestro valor como ser humano también es un gran aliado.


Si ya nuestros proyectos han alcanzado un punto de madurez importante, entonces los números nos sirven para ponernos metas y proporcionarnos algunos marcos para avanzar en el camino. También no muestran si llegó el momento de hacer un cambio, de aprender de nuevo. De cerrar algo y abrir un nuevo camino. 


OJOS DE ARTISTA


Ahora quiero darte mi fórmula mágica para conquistar el algoritmo: Ve el mundo con los ojos de un artista, quien encuentra en cada espacio un terreno fértil para expresar su creatividad.


 
 
 

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