VENCE EL MIEDO DE CULTIVAR TU PAZ
- Renatta Casale

- 3 feb
- 3 Min. de lectura

La paz es tan poderosa que puede acabar con las guerras más feroces. Sin embargo, hay guerras que nos sostienen en la vida y en ocasiones sentimos miedo de conocer quienes seriamos sin ellas. Y no me refiero a las guerras que son grandotas, ruidosas y evidentes. Hablo de las chiquiticas. Las que nos tomamos todos los días con las cucharitas que movemos el café. Esas que nos minan el brillo de mirada y sin darnos cuenta la ponen en escala de grises. Esas guerritas que se cuelan en la cotidianidad y que las escondemos con un buen rato en el celular, un dulcito o dos por la noche o una serie de varios capítulos en un solo tirón.
Atravesar el miedo a la paz es solo un trámite. No es tan diferente a encarar esa tarea que no queremos hacer porque siempre nos queda choreta. O arreglar ese lado del closet que esta tan desordenado que pasamos días sin volver a abrir. Es solo ponerse y ordenar.
Estar conectadas con nuestra paz personal nos da más perspectiva y visón en el día a día. Nos ayuda a tomar decisiones con más tranquilidad y a ver las olas moverse desde la comprensión que esa esa su naturaleza.
La paz es el estado donde no hay lucha, ni dudas, ni dualidad. No hay confrontación. La Paz personal es una experiencia de serenidad absoluta, de integración, gracia y unión. No hay brechas entre la persona que eres y la persona que quieres ser.
El camino a la paz personal es cíclico, pero no circular. Más bien es un movimiento ondulante ascendente, un viaje en una espiral donde vamos conquistando nuestro mundo interior. Una experiencia multidimensional y multiestacional. No es secuencial, pues podemos avanzar en algunos dominios de manera inmediata y en otros ir a un ritmo diferente. Sin embargo, sí es posible seguir la secuencia de un camino como guía.
Siete pasos para caminar hacia la paz personal

HACER UNA PAUSA
El primer paso es precisamente detenernos. No seguir avanzando a ningún lado. Bajar el ritmo y sentarnos un ratito en el mirador de nuestra existencia para contemplarla.
OBSERVAR
Atrevernos a lanzar una mirada 360 a toda nuestra vida presente, sin dejarnos arrastrar por la tentación del pasado, de la historia que nos hemos contado a punta de juicios y opiniones. Observar sin dejar que se nos cuelen los deseos y hacer zoom en cada detalle que llame nuestra atención.
TOMAR CONSCIENCIA
Significa distinguir en qué espacios de nuestra vida consideramos que no estamos habitando la paz, dónde observamos brechas entre la persona que somos y la que queremos ser, donde encontramos dualidades, contradicciones y tensiones. Qué conflictos internos observamos. Encender la luz y aceptar nuestra realidad sea cual sea.
RECONOCERNOS
Aceptar y darle amor a cada una de nuestras dimensiones, sobre todo las que están en conflicto y contradicción. Abrazarlas y disponer de una profunda y sentida compasión. Indagar con curiosidad e inocencia. Hacernos preguntas sobre lo que sentimos y distinguir cuáles son los juicios y opiniones que nos generan esos conflictos internos, contradicciones y dualidades. De dónde surgen las expectativas que tenemos, identificar si son realmente anhelos de nuestra alma o tendencias de la mente.
RECONCILIARNOS
Reconciliar significa reestablecer una amistad o una relación que haya estado en conflicto. Se refiere a volver a unir vínculos que se hayan roto. Si esto lo llevamos a nuestro mundo interior, se trata de volver a unirnos con esa parte de nosotros que hemos empezado a reconocer. Ese rol, dimensión, etapa, características nuestras que por algún tiempo mantuvimos en conflicto. Volver a abrazar todas nuestras partes y aceptarnos como un ser integro.
ACCIONAR CON HABILIDAD
Ahora nuestra acción tiene que venir desde esta nueva consciencia que está surgiendo. Para ello es necesario estar atentos, no dejarnos llevar por las coherencias anteriores. Recordar que acabamos de explorarnos y reencontrarnos con todas nuestras dimensiones, que nos reconciliamos con esa historia que nos hemos contado de nosotros mismos.
EXPERIMENTAR LA PAZ
Vivamos la experiencia de la paz personal, vamos a distinguir cómo se siente, qué nos trae. Cómo nos sentimos en este espacio, qué descubrimos de nosotros estando ahí. Registremos esta nueva sensación para volver al proceso todas las veces que sea necesario.
El camino hacia la Paz Personal se transita todos los días, de manera consciente y poniendo nuestro foco e intensión en ello. Es una elección diaria que bien vale trabajar por ella. En la paz nos mantenemos conectados con la vida, el amor y todo se vuelve una experiencia divina.
Con Amor
Renatta Casale




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